Sara Jiménez » Dieta y cáncer
A día de hoy, el cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo.
La alimentación no cura un cáncer pero sí que reduce las probabilidades de padecerlo, siempre en un contexto de estilo de vida sano. La dieta juega un papel fundamental tanto para la prevención como durante el proceso de la enfermedad, ya que ayuda a paliar los síntomas del tratamiento e incluso ayuda en su efectividad.
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El cáncer está postulado como una de las principales causas de muerte al año en todo el mundo. Durante muchos años, se ha creído que la aparición de cáncer tenía un componente exclusivamente genético y que el puro azar y selección evolutiva eran las responsables de sufrir o no esta enfermedad. Sin embargo, a día de hoy, la gran mayoría de estudios y evidencia científica que existe, apuntan a que el estilo de vida y la exposición ambiental de las personas puede jugar un papel bastante importante en la aparición y el desarrollo de este problema de salud.
Se trata de un tema muy complicado de hablar y, al igual que otras miles de enfermedades, falta muchísima investigación que aporte luz sobre el tratamiento y, en este caso, sobre cómo puede afectar la alimentación de la persona a lo largo de su vida para que la predisposición a padecer cualquier tipo de cáncer sea más elevada o no.
Y es que la alimentación juega un papel fundamental en la salud de cualquier persona. El 30% de las causas de los cánceres a día de hoy son debidos a la alimentación y, según la Asociación Americana de Cáncer y Oncología, 2 de cada 3 cánceres se pueden evitar con una correcta alimentación y estilo de vida. En este punto, quiero contarte los factores de riesgo existentes para ello, según la OMS:
Cuando ya existe esta enfermedad, las dudas asaltan por todos lados. La alimentación también es una de ellas. Los profesionales sanitarios investigan la mejor manera de nutrir a una persona que está pasando por este proceso.
En la actualidad, existen dos estrategias nutricionales interesantes a valorar durante el proceso del cáncer, el ayuno intermitente y la dieta cetogénica. Es importante remarcar que se trata de estrategias con estudios limitados y, como siempre, la evidencia científica debe ser mayor que en la actualidad.
La dieta cetogénica, también llamada dieta keto, es una dieta en la que se busca reducir al máximo el consumo de carbohidratos de la dieta, haciendo esta más rica en proteínas y grasas de buena calidad. Los carbohidratos no sólo están presentes en los cereales como el arroz, pan, pasta, si no también en los tubérculos (patata, boniato, yuca…), legumbres, frutas y verduras.
La dieta cetogénica puede ser una estrategia nutricional interesante porque, de manera general, las células sanas del organismo obtienen energía a través de la glucosa, de la grasa o de los cuerpos cetónicos. En cambio, las células cancerígenas sólo pueden obtener energía a través de la glucosa. Por ello, la evidencia que existe actualmente apunta a aprovechar esa alteración metabólica para poder frenar también el desarrollo de las células.
Si se consumen menos carbohidratos a partir de la dieta, la cantidad de glucosa es menor en el organismo.
Pero como te comento, se trata de una afirmación que necesita mucha investigación aún.
El ayuno intermitente no es una dieta como tal y el objetivo es realizar ayunos (dejar de comer) durante varias horas a lo largo de la semana. Evidentemente, esto debe estar controlado por un dietista-nutricionista especializado y sobre todo adaptado a la circunstancia de cada persona.
Esta estrategia comparte muchas características con las dietas bajas en carbohidratos, como la dieta cetogénica. Presenta muchas ventajas a la hora de llevarlo a cabo, como que fortalece el sistema inmunitario, ayuda con los efectos secundarios de la quimioterapia y, además, activa la autofagia, que es el «reciclado» de células que tiene el organismo.
Como inconveniente que se pueda ver al ayuno intermitente durante un proceso de cáncer es que, por el momento, también existe poca evidencia científica y las investigaciones son muy recientes como para hacer una recomendación adecuada para toda la población.
No existe una determinada dieta que ayude a curar el cáncer, pero es más que interesante cuidar este aspecto de la vida para que la calidad del día a día sea lo más óptima posible.
La alimentación que se debe llevar a cabo debe estar basada en alimentos de calidad, lo mínimamente procesados posible y priorizando alimentos frescos, locales y de temporada. Evidentemente, la alimentación debe estar personalizada en cada momento y atendiendo a las necesidades que cada persona tenga en ese momento; de ahí que sea tan importante trabajar en un equipo multidisciplinar que cuente con un dietista-nutricionista especializado.
Como te he comentado en este punto, la alimentación debe ser lo más variada y real posible, incluyendo alimentos de calidad. En este punto, quiero ofrecerte una lista de alimentos a potenciar durante un cáncer:
Frutas, cualquiera | Huevo |
Verduras, todas | Carnes de calidad |
Legumbres | Pescados de calidad |
Cereales integrales de calidad | Aceite de oliva virgen extra |
Frutos secos y semillas | Agua |
El consumo alto de frutas y verduras está asociado a una reducción de cáncer. Esto no significa que al consumir estos grupos de alimentos vaya a desaparecer esta probabilidad, pero sí que se reduce. Al consumir mayor cantidad de frutas y verduras, existe también una disminución del consumo de compuestos nitrogenados, como las nitrosaminas, que están formadas a partir de nitritos y nitratos (presente en carnes rojas y procesadas). Estos compuestos están relacionados con un aumento en las probabilidades de padecer este tipo de enfermedad, por lo que si se aumenta el consumo de frutas y verduras, se desplaza el consumo de alimentos que son más ricos en ellos.
Cuando se habla de carnes y pescados de calidad se excluyen aquellos procesados como los nuggets, embutidos, palitos de pescado rebozados, etc… porque la calidad nutricional de estos es pésima. También es importante anotar que cuando se refiere a cereales integrales, se hace referencia a arroz, pan, pasta, etc… no a los cereales de caja (son, en la gran mayoría de casos, como la bollería).
Como te he comentado antes, todos aquellos productos que carezcan de valor nutricional es mejor evitar durante esta enfermedad. Como has leído, las células cancerígenas se alimentan de glucosa, por lo que todos aquellos productos cargados de azúcar añadida es mejor evitar. En esta tabla te resumo los alimentos y productos que es mejor evitar durante un cáncer:
Bollería industrial | Embutidos y carnes procesadas |
Galletas y cereales industriales de caja | Salsas comerciales |
Refrescos | Lácteos |
Snacks | Alcohol |
El mundo de los lácteos es, para muchas personas, un auténtico desconcierto. Hay profesionales que los recomiendan y otros no. Es importante saber que los lácteos estimulan las hormonas mTOR y IGF-1 que hacen aumentar el riesgo de cáncer. Cuando existe esta patología, no se recomienda su consumo para no estimularlas en exceso, pero en la actualidad existen pocos estudios al respecto que lo avalen, por lo que lo más recomendado es andar con cautela. Además, la leche protege de la apoptosis, que es la muerte celular para su renovación, por lo que dificulta que las células cancerígenas mueran. Su consumo no provoca cáncer, como muchos hacen pensar a la población, pero si se pueden evitar, mucho mejor.
Otro de los puntos que se debe tener en cuenta es el consumo de nitritos y nitratos, que te he comentado en el anterior punto. Un abuso de estos aditivos está relacionado con la aparición de cáncer, ya que propician la formación de compuestos nitrogenados como las nitrosamidas.
No sólo ocurre con enfermedades como el cáncer, si no que la fama que rodea a los superalimentos se extiende a todos los ámbitos de la nutrición. No existen superalimentos ni que curen el cáncer ni que mejoren la calidad de vida de las personas en general. No se debe atribuir ninguna propiedad específica de salud a ningún alimento, pero sí que es cierto que puede ayudar en la alimentación.
No hay ningún alimento por sí mismo que mejor una determinada patología o síntoma; es el conjunto de la alimentación lo que va a determinar, junto con el tratamiento adquirido, si evoluciona mejor o peor. Pero como te comento, dentro de un contexto de alimentación saludable, es interesante incluir ciertos alimentos por sus beneficios. Aquí te cuento cuales:
Como te he comentado, no existe ningún alimento milagroso en ninguna enfermedad actual, pero sí que pueden aportar un grano de arena al tratamiento y en su eficacia, siempre y cuando se hable en un contexto de alimentación saludable.
En este punto no quiero hablar de alimentos que se deben evitar antes y durante el tratamiento del cáncer, si no en la manera en la que se cocinan, ya que puede afectar también en la probabilidad de aparición.
La cocción de los alimentos es muy importante en la prevención, ya que, a altas temperaturas de cocinado, se forman unos compuestos, los hidrocarburos aromáticos policíclicos, que son potencialmente cancerígenos. Estos se forman, por ejemplo, cuando se hacen los alimentos en una barbacoa y aparece alguna parte más quemada; esa parte quemada no se debería consumir.
Lo mismo ocurre con la acrilamida, que aparece cuando las patatas o el pan se han quemado más de lo normal al cocinarlo.
Llegados a este punto, es importante remarcar que, aunque te he hablado únicamente de alimentación durante este periodo de enfermedad y como prevención de la misma, en la aparición o no de cualquier tipo de cáncer existen multitud de factores y variables, tanto que están dentro como fuera del control de la persona.
Establecer vinculaciones directas de causa-efecto es algo imposible, ya que realizar un ensayo clínico en el que se valore únicamente la repercusión de un factor sobre el desarrollo del cáncer a medio y largo plazo implicaría dejar fuera el resto de factores que engloban un estilo de vida particular.
Las tasas más altas de cáncer se observan en países más desarrollados, donde obviamente se consumen más productos ultraprocesados y el patrón alimentario deja mucho que desear. Pero también, en los países más desarrollados también se observan factores fuertemente relacionados con el desarrollo de muchas enfermedades (incluyendo el cáncer) como lo es un menor nivel de ejercicio física, un alto consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, unos niveles mucho mayores de estrés, alteración de ritmos circadianos naturales y peor calidad de sueño, una menor exposición al Sol, etc…
Por lo tanto, extrapolar uno de estos factores y ver cómo afecta de manera directa es imposible mientras todos los demás estén presentes, por lo que es importante entender el desarrollo de esta enfermedad como un proceso multifactorial y no atribuido a un único culpable como pueda ser llevar o no una buena alimentación.