Vigorexia

Vigorexia

La vigorexia es un trastorno relativamente nuevo en el que la persona padece una dismorfia corporal y así misma se ve pequeña, sin masa muscular y con grasa, cuando se trata de todo lo contrario, son personas muy musculadas.

Destinan demasiado tiempo a cuidar su alimentación y a la práctica de ejercicio, llegando estos a ser comportamiento obsesivos y a condicionar su día a día.

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      ¿Qué es la vigorexia?

      La vigorexia o dismorfia muscular es un trastorno mental relativamente nuevo, donde la persona encuentra distorsionada su imagen corporal. También se le puede llamar anorexia invertida. La persona con una complexión normal o incluso musculosa ve su cuerpo delgado o sin músculo, por lo que se obsesiona con el ejercicio y con la alimentación, comiendo cantidades exageradas de proteínas (incluso más de lo recomendado para deportistas) y carbohidratos para que crezca su masa muscular. En muchas ocasiones, pueden llegar a ingerir sustancias perjudiciales para la salud, como anabolizantes y derivados sintéticos de la testosterona. Se trata de un trastorno mental no estrictamente alimentario, es decir, que en muchas ocasiones, el problema no reside en cómo come, si no en las prácticas que realiza la persona hasta conseguir su fin.

      Las personas con este trastorno llegan a eliminar las grasas de su alimentación porque tienen miedo a aumentar su porcentaje de grasa corporal. Este comportamiento también es compartido por una persona que sufre anorexia nerviosa, y la principal diferencia es que el objetivo de estas personas es verse musculados y fuertes, mientras que en la anorexia nerviosa el objetivo es quemar calorías o no ingerirlas directamente para estar delgados.

      Aunque no se emplea en el ámbito médico, la vigorexia también es conocida como el Complejo de Adonis. Y uno de los grandes problemas que se está viendo actualmente es que, de manera general, muchos doctores no creen que exista la vigorexia porque está relacionada con el vigor, sinónimo de fortaleza y fuerza, haciéndolo parecer algo positivo cuando no es cierto; se trata de un problema de salud bastante grave que afecta de manera notoria a la salud, tanto física como mental, de las personas que lo padecen.

      Síntomas de la vigorexia

      Los síntomas de la vigorexia pueden ser diversos y cada persona los puede exteriorizar de manera totalmente distinta. En este punto, quiero resumirte los síntomas más comunes que puede presentar una persona con este trastorno:

      • Necesidad obsesiva por hacer ejercicio diario e intenso, dejando incluso a un lado el empleo o las relaciones sociales
      • Distorsión de su imagen corporal. Se ven siempre delgados y sienten que los demás les ven igual
      • Dieta excedida en proteínas, seguida por los hidratos de carbono y extremadamente baja en grasas o incluso sin estas, a fin de tener mucha masa muscular y poca grasa corporal
      • Piensan mucho en su cuerpo, en su imagen y se miran constantemente en el espejo, con pensamientos negativos hacia ellos
      • Dejan de lado su salud, ya que lo más importante es cómo se ven físicamente

      Causas de la vigorexia

      Las causas de cualquier trastorno mental son diversas y complejas, se relacionan principalmente con problemas emocionales, causados por el entorno de la persona que lo padece. En el caso de la vigorexia, gracias a diversos estudios realizados, se pueden identificar varios causantes que desencadenan este problema de salud.

      • Baja autoestima. Las personas que sufren vigorexia se sienten inferiores, se ven delgados, sin músculos y débiles, nunca es suficiente y es porque no notan sus cambios o progresos, por lo que se obsesionan con el ejercicio y la alimentación
      • Perfeccionismo. Una conducta perfeccionista puede desarrollar esa obsesión por entrenar y controlar excesivamente su alimentación hasta llegar a padecer este trastorno
      • Estereotipos culturales y sociales. Desde pequeños, todas las personas están rodeadas de modelos estéticos o tipos de cuerpos que deberían ser “los ideales”, según los medios de comunicación de esta sociedad; y esto puede hacer mella en el comportamiento de muchas personas para con su cuerpo
      • Acoso escolar que pudo provocar una imagen negativa de sí mismo
      • Susceptibilidad psicológica
      • Falta de educación. En la actualidad, al tratarse de un trastorno nuevo, la información en edades tempranas es escasa, tanto de manera individual como colectiva. Falta mucha información, tanto en colegios, en hogares, como en otras colectividades para la prevención de este trastorno de la conducta alimentaria (y de muchos otros)

      Prevalencia de la vigorexia

      La parte de la población más afectada en cuanto a vigorexia se refiere son los hombres de 18 a 35 años, aunque se ve más acentuado en los hombres de 25 a 35 años. Esto no excluye a las mujeres, las cuales también pueden verse afectadas, pero de manera general, es un porcentaje menor con respecto a los hombres.

      Consecuencias de la vigorexia

      Como te he contado en puntos anteriores, en muchas ocasiones este problema de salud no se considera como tal ya que la persona hace mucho esfuerzo para cuidar su salud, pero nada más lejos de la realidad. Esa preocupación tan obsesiva, no sólo provoca complicaciones mentales, en las que la salud mental se ve muy afectada, si no que también existen complicaciones físicas que pueden llevar a la persona que padece este problema de salud a padecerlas de manera irreversible.

      Al padecer este trastorno existe un mayor riesgo de padecer lesiones musculares por exceso de ejercicio, problemas nutricionales por una alimentación desequilibrada y mal ajustada, problemas en algunos órganos por la toma de sustancias perjudiciales (anabolizantes y derivados sintéticos de la testosterona) o pueden existir más problemas psicológicos. En este punto, quiero resumirte dichas complicaciones.

      Consecuencias físicas

      Cuando se realiza tanto ejercicio físico y con una intensidad muy superior a lo considerado como normal, pueden existir lesiones musculares y en las articulaciones, incluso también pueden existir lesiones óseas debido a la carga exagerada de peso en el gimnasio y a la cantidad de tiempo que se dedica a ello. Su vida se centra en entrenar y cumplir su dieta, y por ello, estas personas pasan largas horas en el gimnasio; esta situación se puede agravar aún más debido a que no son capaces de dejar de entrenar incluso estando lesionados.

      Consecuencias nutricionales

      Las personas que padecen vigorexia llevan una dieta tremendamente estricta en la que está basada en el consumo exagerado de proteínas y carbohidratos. Esto conlleva a desplazar el consumo de otros alimentos que proporcionan variedad de nutrientes y aportan calidad a la dieta. Se trata de una alimentación poco equilibrada y nada saludable, por lo que de manera general, les conlleva a generar un déficit nutricional bastante severo.

      Una alimentación demasiado hiperproteica, es decir, muy rica en proteínas, si se lleva a cabo durante mucho tiempo y no está supervisada por un dietista-nutricionista, puede conllevar a una sobrecarga en el hígado y en los riñones, lo que puede llegar a dañarlos. Además, puede incrementar el riesgo de mortalidad y cardiovascular.

      En cuanto al consumo de grasas, estas personas pretenden eliminarlas de su dieta al 100%. Las grasas, no solo son la principal fuente para la reserva energética del organismo, si no que también dan densidad y protección a algunos órganos, actúan como reguladores de hormonas, contribuyen a la absorción de vitaminas liposolubles (vitamina A, vitamina D, vitamina E, vitamina K) y otras funciones importantes. El consumo de grasas por parte de la dieta es más que necesario. El hecho de tener deficiencia en vitaminas liposolubles puede afectar al correcto funcionamiento del sistema nervioso y el sistema endocrino, lo cual también puede conllevar a problemas de salud bastante importantes.

      Consecuencias del consumo de anabolizantes y testosterona

      En la gran mayoría de casos de personas que sufren vigorexia, consumen sustancias para potenciar el crecimiento muscular, entre ellos los anabolizantes o la testosterona.

      El uso de estas sustancias puede causar daños reversibles, pero también pueden causar otros daños irreversibles que, aunque se dejen de tomar, no desaparecen. Se ve afectada la producción hormonal, por lo que en los hombres puede causar atrofia testicular (reducción del tamaño de los testículos), ginecomastia (desarrollo de las glándulas mamarias en hombres y puede ser en uno o en los dos lados), baja producción de espermatozoides y disfunción eréctil. En el caso de la mujer, puede existir una reducción del pecho, aumento del tamaño del clítoris o la voz se puede volver más grave. Por otro lado, si un niño o adolescente los toma, se podría ver interrumpido su crecimiento.

      Además, existe un riesgo bastante elevado de padecer arteriosclerosis (acumulación de placa en las arterias), y si no llega sangre al corazón y al cerebro, puede producirse un ataque o paro de estos órganos.

      También puede ocasionar la aparición de acné severo, piel y cabello graso o incluso pueden aparecer infecciones como VIH, ya que se usan medios no estériles para la producción de estas sustancias ilegales o por compartir inyecciones entre las personas que se aplican estas drogas.

      Consecuencias psicológicas

      La vigorexia es considerado un trastorno mental, por lo que existe un trabajo por parte del psicólogo o psiquíatra que debe llevarse a cabo. Las personas que sufre este problema de salud se sienten frustradas, se culpan y se tratan mal a sí mismos cuando no pueden hacer ejercicio o completar su rutina, cuando no cumplen perfectamente con la dieta que deben llevar o no llegan a sus objetivos de proteínas diarias.

      Estas actitudes pueden conllevar a problemas depresivos y psicóticos, con ataques y delirios que puedan acabar en conductas suicidas. Además, también pueden aparecer trastornos de personalidad, trastornos por ansiedad social, trastornos obsesivos compulsivos o incluso ataques de pánico.

      Evidentemente, todo esto dependerá siempre de la persona y el estado de salud mental que tenga.

      Tratamiento de la vigorexia

      Al tratarse de un trastorno mental se debe tener en cuenta que el tratamiento es complejo, sobre todo porque la mayoría de personas con vigorexia no son conscientes de que tienen una enfermedad y van al médico cuando el trastorno ya está muy avanzado o ha desencadenado en otra enfermedad, como depresión o algún trastorno de la conducta alimentaria, como bulimia o anorexia.

      La persona debe aceptar que tiene este trastorno para que pueda llevarse a cabo el tratamiento y que tenga resultados positivos. Para esto, también es muy importante la ayuda familiar y de amigos. El objetivo principal es que la persona cambie la forma de ver su cuerpo y que deje de realizar las cosas que lo llevaron a desarrollar este problema de salud. Para ello, el papel del psicólogo o psiquiatra es fundamental. Es el único profesional sanitario que puede ayudar en este aspecto y tiene el peso principal del tratamiento.

      Lo ideal es que el tratamiento se aborde desde una perspectiva multidisciplinar, en la que se cuente con un psicólogo/psiquiatra, un nutricionista, médico especializado, etc…

      Uno de los objetivos que se debe marcar en cuanto al ámbito de la nutrición es abandonar el tipo de dieta que lleva la persona hasta el momento. Se debe reducir el consumo de proteínas, subir el consumo de grasas y dejar por completo el uso de sustancias externas tóxicas. Este cambio de alimentación debe hacerse poco a poco, para que la persona no se agobie, estrese o se sienta frustrada, porque con ello únicamente se consigue el abandono del tratamiento. Todo esto dependerá mucho de lo dispuesto que esté la persona o no a hacer dichos cambios; por ello, el tratamiento siempre debe ser personalizado y teniendo en cuenta las metas de la persona.

      La alimentación que se paute debe estar siempre basada en alimentos reales y de calidad.

      Es interesante también reducir el tiempo destinado al gimnasio o dedicar el tiempo a otros deportes o actividades de su agrado, siendo recomendable todas las actividades en grupo para que disminuyan sus complejos y vuelvan a estar integrados en la sociedad. Pero como te comento siempre, es necesario individualizar y personalizar cada tratamiento.

      Hay que tener en cuenta que la vigorexia es un trastorno relativamente nuevo, por lo que la información y estudios son muy pocos y no existe un protocolo a seguir con detalle. Es tal el desconocimiento que se tiene actualmente que ni siquiera se sabe a qué clasificación de enfermedades pertenece. En la 5ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) se propuso incluirlo como una forma de trastorno dismórfico corporal y otros investigadores sugieren que además podría clasificarse como un trastorno de la conducta alimentaria o un trastorno obsesivo-compulsivo.