Sara Jiménez » Blog de Sara Jiménez » Alimentación saludable » Antinutrientes, ¿son una alarma para nuestra alimentación?
Últimamente lo estamos escuchando mucho. Los antinutrientes están presentes en más alimentos de los que pensamos y eso nos da miedo porque no sabemos cómo funcionan, si son perjudiciales para nosotros o si es verdad todo lo que dicen por ahí. Aquí vamos a intentar despejar todas las dudas al respecto; sigue leyendo
Los antinutrientes son compuestos (naturales o sintéticos) que inhiben o dificultan la absorción de otros nutrientes. Además, dependiendo del antinutriente del que hablemos, también pueden provocar inflamación intestinal. Se trata de unos compuestos que están presentes en alimentos vegetales y sirven como «arma» para evitar que otros animales se los coman. Para comprenderlo mucho mejor, los antinutrientes son como un mecanismo de defensa natural de legumbres, frutos secos o semillas que les ayudan a sobrevivir en la naturaleza y evitar que otros animales les coman.
La buena noticia que tenemos es que el ser humano ha aprendido a eliminar o reducir considerablemente esos antinutrientes para poder disfrutar de un buen plato de legumbres sin tener que preocuparnos de si la absorción de los nutrientes es o no es la correcta.

Dependiendo del antinutriente al que nos refiramos, así puede tener un efecto u otro en nuestro organismo. Los antinutrientes más conocidos por todos (existen algunos más), y que vamos a comentar hoy, son los fitatos, las saponinas, los oxalatos, las lectinas, los taninos y la avidina.
Los fitatos (o ácido fítico) inhiben la absorción de minerales como el hierro, el calcio o el zinc. Además, interfieren y compiten con enzimas como la pepsina. En el caso de los humanos, no disponemos de la enzima fitasa para poder degradar los fitatos; al no poder digerirlos, estos hacen que la biodisponibilidad del hierro se vea afectada en nuestro organismo. Por ello, es mejor reducir o eliminar su cantidad de los mismos en los alimentos. Estos fitatos los encontramos sobretodo en las legumbres, pero también en cereales integrales, en los frutos secos y en las semillas.
Las saponinas son un antinutriente que dificultan la absorción de hierro dentro del organismo. Esto quiere decir que inhibe la absorción de este minera e impide que lo absorbamos en su mayoría (lo hace menos biodisponible). Las saponinas las podemos encontrar en cereales como la quinoa y en las legumbres.
Un consumo abusivo de lectinas puede provocar inflamación intestinal y malestar general, provocando gases y distensión absdominal. Al igual que el resto de los antinutrientes, las lectinas las encontramos en las legumbres, los frutos secos o en las semillas.
Los taninos son un antinutriente que interfieren en la absorción de zinc, hierro y cobre y compiten entre sí dentro del organismo. Pero por otro lado, se ha descubierto que tienen propiedades antimicrobianas, antioxidantes y antiinflamatorias. Por lo que se debe valorar cómo tomarlos y en qué dosis. Los taninos se encuentran en mayor concentración en el café, el té o el chocolate. Para poder beneficiarnos de sus propiedades, es mejor espaciar las tomas de las comidas principales una hora o una hora y media.
Si hablamos de los oxalatos, se trata de otro antinutriente muy conocido en alimentación. Los oxalatos impiden la absorción de minerales como el calcio, el magnesio, el hierro, el zinc o el cobre. El ser humano es capaz de absorber una pequeña dosis de oxalatos sin presentar síntomas, pero un consumo muy abusivo puede ocasionar vómitos, diarreas o una ligera gastroenteritis.
Se encuentra en alimentos como las espinacas, el cacao en polvo, las judías o los cereales integrales.
Lo que nos interesa es reducir o eliminar los antinutrientes de nuestras comidas, pero no tenemos que alarmarnos y entrar en pánico, es mucho más sencillo de lo que parece. Aquí te dejo varios puntos a tener en cuenta para eliminar o reducir el efecto de estos antinutrientes:
El tema de los antinutrientes está a la orden del día y puede generar alarma social porque cada vez escuchamos más sobre ellos, pero nada más lejos de la realidad. Con dos pequeñas cosas que hagamos antes de comer, nos podemos olvidar de los antinutrientes y estar tranquilos con la biodisponibilidad de los nutrientes de nuestro plato.
Si te ha gustado el post, ¡no dudes en compartir!
¿Quieres estar al día de mis artículos sobre Nutrición?
¡Suscríbete gratis!
También te puede interesar
Estoy aprendiendo mucho contigo últimamente!!! Gracias (L)
Cómo me alegra leer eso!! Un beso enorme y muchas gracias por tu comentario Lorena!! 😀
Gracias por el artículo, Sara. Me ha parecido muy claro e instructivo. Me queda una duda: yo suelo añadir espinacas frescas en todas las ensaladas, y tomamos bastantes… ¿habría que reducir su uso? Las toman también los niños. ¡Gracias!
Hola Isabel! Gracias por tu comentario! A no ser que exista algún problema de salud que aconseje limitar las espinacas, podemos consumirlas sin problema ni miedo. Te aconsejo que en las ensaladas varíes los brotes que le pones y solucionado, así no terminamos cansándonos de las espinacas, descubrimos nuevos alimentos y no corremos el «riesgo» de comer demasiadas espinacas 🙂 Un saludo!