En muchas ocasiones, para mejorar la calidad de vida de las personas con un grado de obesidad severo, se recurren a intervenciones quirúrgicas para conseguir una pérdida de peso más significativa porque la dieta y el ejercicio no han sido todo lo efectivos que necesitan.
Aún así, la educación nutricional es clave también en estos casos.
La cirugía bariátrica hace referencia a un conjunto de intervenciones quirúrgicas con el objetivo de reducir peso en las personas que, por otros medios, no han conseguido dicho objetivo. Se trata de un tipo de cirugía que se emplea en casos de obesidad y en los que se busca un cambio en el sistema digestivo. Existen diferentes tipos de intervenciones y, dependiendo de la persona y sus necesidades, se valora realizar una u otra.
Los tipos de cirugías que existen son las siguientes:
Este tipo de cirugías se llevan a cabo cuando ya se han realizado otros métodos para poder bajar de peso pero han resultado poco efectivos; por ello, este tipo de cirugías no se recomiendan a todo el mundo y las personas que se someten a ellas deben cumplir otra serie de requisitos.
Por un lado, la persona que se va a someter a este tipo de intervención previamente ha tenido que llevar a cabo otras alternativas, como la dieta y el ejercicio, para poder valorarlo. Si estas han fracasado, se plantea la cirugía porque el nivel de obesidad que presenta es muy elevado y supone un riesgo para la salud.
Otro de los requisitos que debe tener la persona que se va a someter a esta intervención es presentar un IMC superior a 40 (obesidad extrema).
Y aunque estos requisitos se cumplan, es recomendado acudir también a consulta de un psicólogo para que este valore todos los aspectos que puedan rodear a la persona antes de la intervención. Además, el médico debe valorar la situación de cada persona, junto con exámenes y analíticas, para dar el visto bueno a la cirugía y concretar qué tipo de intervención es la más conveniente.
El principal objetivo de este tipo de intervenciones quirúrgicas es la disminución del peso de manera mucho más efectiva que mediante otras técnicas para una obesidad tan severa (fármacos, dietas, ejercicio…).
Otro de los principales objetivos con esta reducción grande de peso es la de disminuir la aparición de problemas de salud derivados de este tipo de obesidad, como la diabetes, enfermedades cardíacas, apnea del sueño, etc…
Pero uno de los principales objetivos (que en muchas ocasiones no se tiene en cuenta) es que debe existir, de manera obligatoria, una educación nutricional para que los cambios de peso que se efectúan tras la cirugía se mantengan en el tiempo. Si no existe una correcta educación alimentaria y la práctica de ejercicio físico, el peso, a lo largo del tiempo, se vuelve a recuperar.
Lo ideal es que, meses antes de la intervención, la persona se someta a una, en el que se le enseñe cómo llevar a cabo una alimentación saludable, junto con un estilo de vida sano. Después de la operación no tiene sentido comenzar este educación alimentaria porque la persona no tendrá ganas de aprender, estará dolorida y no será su prioridad (la prioridad es recuperarse y comer lo mejor posible). Por ello, antes de llevar a cabo cualquier cirugía bariátrica, es importante que la persona aprenda a comer de manera saludable, que sepa cómo escoger los mejores alimentos para poder conseguir una alta efectividad en la cirugía.
A nivel de alimentación, la persona debe estar bien nutrida y se debe llevar a cabo una dieta mediterránea, lo más completa posible. Dependiendo de la persona y el tipo de intervención que tenga, así pondrán un tratamiento nutricional específico previo; por ello, es muy importante personalizar en todo momento cada caso, cada intervención y cada pauta.
Al someterse a una operación de este tipo, el estómago tolera muy poca cantidad de alimento y la capacidad gástrica se ve muy reducida, por lo que la dieta debe pasar por diferentes fases para ir aumentando la tolerancia de la persona. En este punto, el tratamiento nutricional, como siempre, debe ser personalizado y adaptado a las necesidades de cada persona.
Nada más pasar la cirugía, se debe hacer un ayuno completo por 1-2 días (sí que se puede beber agua). Después de esto, la dieta comienza a cobrar importancia, pasando de una dieta líquida hasta terminar con una dieta normal. Te cuento con detalle en este punto.
Al cabo de 1-2 días después de la intervención, se comienza con una dieta líquida para que la persona no genere rechazo. El estómago acaba de someterse a una cirugía y debe adaptarse poco a poco a la comida.
En términos generales, se deben hacer ingestas líquidas, en pequeñas cantidades, cada 2-3 horas, dependiendo siempre de la tolerancia. Los líquidos que se suelen ofrecer son:
El volumen de líquidos debe ir aumentando progresivamente a lo largo de los días.
En este comienzo de la dieta, y dependiendo siempre de la persona, se suelen pautar suplementos proteicos para evitar la pérdida de masa muscular (en muchas ocasiones la persona aún se encuentra en cama o necesita más reposo).
Cuando la persona tolere correctamente los líquidos, se debe pasar a una dieta semisólida, en la que se comenzará a introducir alimentos blandos, purés y cremas para evaluar la tolerancia. Esta fase suele durar en torno a 3-4 semanas, pero cada persona es diferente y su proceso de recuperación también, por ello es tan importante la personalización del tratamiento nutricional.
Algunos ejemplos que se suelen ofrecer en este tipo de dieta son los siguientes:
Es recomendado que se hagan 5-6 comidas al día, que no sean abundantes, para probar la tolerancia. La ingesta de líquidos debe seguir también presente y, poco a poco, dependiendo de la persona, se deben ir introduciendo otros alimentos blandos.
De manera general, a los 45 días de la cirugía se deben haber incluido todos los alimentos y se comienza con una dieta sólida. Es recomendado hacer ingestas pequeñas, 5-6 veces al día. Al rededor de los 3 meses tras la cirugía se puede comenzar con una dieta normal, saludable, que incluya todos los grupos de alimentos, pero en la gran mayoría de casos, no es hasta los 6-9 meses que el estómago está recuperado al completo, por lo que, aunque se lleve una dieta normal, se debe vigilar la presencia de algún síntoma preocupante (dolor, hinchazón, gases, diarreas, estreñimiento…).
Es importante destacar que el tiempo que dura una persona en cada fase es orientativo y dependerá de su tolerancia y aceptación a los alimentos, por ello es importante un seguimiento con el nutricionista. Si necesitas ayuda con la alimentación durante el proceso de tu recuperación, ponte en contacto conmigo, estaré encantada de ayudarte.
Una vez ya se ha instaurado una dieta normal y sólida, el tipo de alimentación debe estar basada en alimentos de calidad y mínimamente procesados posible.
Aquí te dejo una lista de los alimentos a potenciar tras la cirugía bariátrica:
| Frutas, de todo tipo | Carnes de calidad |
| Verduras, de todo tipo | Pescados de calidad |
| Legumbres | Frutos secos, naturales o tostados |
| Cereales integrales de calidad | Huevos |
| Lácteos de calidad | Aceite de oliva virgen extra |
Aunque la persona esté 100% recuperada hay una serie de recomendaciones interesantes que se deben llevar a cabo para poder conseguir una efectividad completa de la intervención a lo largo del tiempo.
Aquí te dejo las recomendaciones generales que se deben llevar a cabo:
Como has podido ver, justo después de la intervención, la dieta es mucho más restrictiva y te recomiendo ponerte en manos de un especialista que te ayude en el proceso. Cuando ya está finalizado el proceso de recuperación, la dieta debe ser normal. Y dentro de esta normalidad, existen alimentos o productos que es recomendado evitar porque tienen un perfil nutricional pésimo, donde sólo aportan calorías vacías y se alejan del objetivo principal de la cirugía.
Aquí te dejo una lista de alimentos y productos que debes evitar después de la cirugía bariátrica:
| Bollería industrial | Productos ultraprocesados |
| Salsas comerciales | Snacks comerciales, dulces y salados |
| Mantequillas o margarinas | Carnes de mala calidad (embutidos, rebozados…) |
| Pescados de mala calidad, como surimi | Empanados |
| Refrescos y bebidas carbonatadas | Alcohol |
No olvides que se trata de un proceso de adaptación, que no sólo incluye saber qué alimentos comer y que sean saludables, sino también aprender a cómo comer de forma saludable y equilibrada, fijando hábitos de conducta alimentaria qué serán clave para observar un verdadero cambio. Si necesitas ayuda en cuanto a alimentación porque has pasado por una intervención bariátrica, ponte en contacto conmigo, estaré encantada de ayudarte.
Especialista en Alimentación Personalizada y Educación Nutricional
Sara Jiménez Huertas Dietista - Nutricionista