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El lipedema es un trastorno de carácter crónico y progresivo del metabolismo de los lípidos. También se le conoce con varios nombres, como lipoedema, lipohiperplasia, lipohipertrofia dolorosa, piernas de columna, piernas en tubo de estufa, adiposalgia, lipodistrofia o síndrome de la grasa dolorosa. El nombre lipedema proviene de las palabras lipos (grasa) y oídema (inflamación), lo que da dos claras pistas de las características principales de esta afección.
El lipedema es una inflamación y alteración de la distribución y proliferación del tejido adiposo, provocando un aumento del volumen principalmente de las extremidades inferiores o superiores, a excepción de manos y empeine.
Es un problema de salud que se presenta casi exclusivamente en mujeres; en hombres es muy poco común, únicamente en casos asociados a hipogonadismo o cirrosis hepática. Suele desencadenarse a raíz de cambios hormonales, como la pubertad, un embarazo, la menopausia, la toma de anticonceptivos, etc… Es un trastorno psicológicamente angustiante que produce un gran deterioro en la calidad de vida de quienes lo padecen.
Es una patología que actualmente está infradiagnosticada e infratratada ya que suele confundirse o enmascararse con otros trastornos como la obesidad, lo que obstaculiza un diagnóstico precoz y por ende un abordaje clínico a tiempo que mejore el pronóstico y el panorama de las personas que lo padecen. Sin ir más lejos, el lipedema no fue considerado enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta el año 2018, cuando finalmente se incluyó dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades.
Actualmente, se desconoce por completo cual es el origen del lipedema, pero sí que se barajan algunas hipótesis que ayudan a comprenderlo mejor.
Como te he comentado en puntos anteriores, es complicado de diagnosticar porque en muchas ocasiones suele confundirse con otro tipo de patología. Dando con el profesional sanitario adecuado, realmente el diagnóstico es sencillo. Mediante una anamnesis completa con análisis clínicos, examen físico específico y pruebas de imagen como una ecografía, una Eco-Doppler y una elastografía ecográfica se puede conseguir un diagnóstico claro.
De acuerdo a su ubicación, el lipedema se puede clasificar en diferentes tipos. En este cuadro, te comento con más detalle la clasificación del lipedema:
| Tipo I | Acumulación de grasa en las caderas, las nalgas y la pelvis |
| Tipo II | Acumulación de grasa hasta las rodillas |
| Tipo III | Acumulación de grasa hasta los tobillos |
| Tipo IVa | Acumulación de grasa sólo en los brazos (es poco frecuente) |
| Tipo IVb | Acumulación de grasa sólo en las pantorrillas (es poco frecuente) |
| Tipo V | Acumulación de grasa desde las caderas a los tobillos y brazos |
El lipedema también se suele clasificar según el grado de afectación. Aquí te muestro una tabla resumen:
| Grado I | La superficie de la piel suele ser normal y el tejido graso presenta una consistencia blanda. Se pueden palpar pequeños nódulos |
| Grado II | La superficie de la piel ya es irregular y dura debido al incremento de la estructura nodular que hay debajo |
| Grado III | La superficie de la piel está deformada debido al tejido adiposo, sobre todo en caderas y tobillos. Se pueden palpar nódulos de diferentes tamaños |
| Grado IV | Aparición de lipolinfedema, un edema junto al lipedema por un aumento anormal del volumen del líquido intersticial a causa de un desequilibrio entre las tasas de filtración y reabsorción |
Los síntomas del lipedema, como te he comentado anteriormente, pueden llegar a confundirse con una obesidad, pero es cierto que si se observa en detalle, existen síntomas claramente diferenciados. Aquí te indico los síntomas más comunes del lipedema:
Si crees que puedes padecer lipedema, acude a tu médico para que pueda hacerte una valoración más exhaustiva.
En este punto quiero comentarte la diferencia entre estos dos términos, el lipedema y el linfedema. Seguro que has escuchado hablar sobre ambos términos y puede que hayas pensado que son sinónimos, pero nada más lejos. Aunque el lipedema y el linfedema pueden coexistir en algunos casos, no se trata de la misma patología.
A diferencia del lipedema, el linfedema es el producto de una alteración en el sistema linfático debido a un exceso de retención de fluidos linfáticos intersticiales. Es un problema de salud en el que siempre se observa la aparición de edemas, por lo que también se produce un aumento del volumen de las extremidades, pero a causa de motivos diferentes.
El abordaje más efectivo para este tipo de patología es principalmente con cirugía o liposucción selectiva respetando los vasos linfáticos, técnicas mediante las cuales se reduce de forma significativa el volumen de grasa localizada, mejorando la sintomatología y la estética de la persona afectada, impactando muy positivamente a su estado emocional y calidad de vida.
Pese a que es un hecho que, mediante intervención nutricional no se logra disminuir el volumen de grasa localizada del lipedema, sí que es fundamental tener en cuenta que un abordaje dietético que incluya un cambio de hábitos alimentarios y de estilo de vida saludable, ya que contribuirán, entre otras cosas, a mejorar la composición corporal (reducir el porcentaje de grasa y aumentar el porcentaje de masa magra), evitar una obesidad que complique aún más el pronóstico y, por ende, la salud general de la persona.
Partiendo del hecho de que cuando hay un lipedema existe un estado de inflamación subclínica crónica, las recomendaciones nutricionales se basan principalmente en trabajar en patrones alimentarios que ayuden a minimizarla y a mejorar esa situación a través de una dieta antiinflamatoria. Existen, por un lado, alimentos que producen inflamación y que hará que esta situación se acentúe, y por otro lado, existen alimentos con potencial antiinflamatorio que ayudarán a reducirla y, por ende, favorecerán a que disminuya el dolor .
El cambio de hábitos en la dieta estará enfocado, por un lado, a controlar el sobrepeso, es decir, a reducir el exceso de tejido adiposo no asociado a lipedema, y por otro lado, a evitar el crecimiento de nuevo tejido graso, por ser este una fuente de inflamación en el organismo.
Las ventajas de una alimentación antiinflamatoria son muchas, como por ejemplo la disminución del dolor, la aceleración del metabolismo, la mejora de la capacidad aeróbica y de la resistencia física, el fortalecimiento del sistema inmunológico, la reducción de edemas, el favorecimiento del riego sanguíneo, la mejora en el retorno venoso…
Como te he comentado en el punto anterior, la dieta busca tener un carácter antiinflamatorio, por lo que existen ciertos alimentos o productos que es conveniente reducir al máximo de la dieta. Aquí te dejo un resumen de los alimentos a evitar con el lipedema:
| Cualquier producto ultraprocesado | Lácteos |
| Aditivos como sal en exceso o azúcar | Carnes procesadas y de mala calidad (embutidos, carnes rojas…) |
| Cereales refinados (de desayuno, blancos…) | Refrescos y bebidas alcohólicas |
Es interesante minimizar el consumo de alimentos con alta carga glucémica con el fin de evitar picos de glucosa en sangre que favorecen los procesos de lipogénesis (acumulación de grasa) y la formación de edemas.
Una estrategia nutricional interesante es la de limitar el consumo de carbohidratos en la dieta (favoreciendo dietas más altas en grasas saludables, estilo a la dieta cetogénica). Aquí incluimos incluso los hidratos saludables, presentes en legumbres, cereales, verduras y frutas, ya que en este patrón alimentario se priorizan las grasas como principal fuente de energía. Esta dieta debe ser llevada de la mano de un profesional dietista-nutricionista, para garantizar el adecuado equilibrio nutricional y balance energético, y previamente se debe valorar si incluirla o no, puesto que debe ser algo 100% personalizado.
También es interesante minimizar la ingesta de lácteos debido a la beta caseína A1, ya que se presenta como un potencial inflamatorio.
Por contrario, para conseguir una dieta antiinflamatoria y llegar a los objetivos pautados, existen alimentos que se deben potenciar. Aquí te dejo un listado de los alimentos a potenciar con el lipedema:
| Pescados, sobre todo los azules | Frutas |
| Frutos secos | Verduras |
| Huevos | Aceite de oliva virgen extra |
| Carnes de calidad | Agua |
Es interesante potenciar en la dieta el consumo de grasas saludables, en las que se prioriza el Omega-3, presente en el pescado azul, frutos secos como las nueces, y semillas como el lino, la chía y el cáñamo. También se debe favorecer el consumo de antioxidantes, como los polifenoles, que se encuentran en las frutas; en este caso, dependerá del tipo de tratamiento nutricional que se lleve a cabo y si, tanto nutricionista como paciente, han decidido reducir o no el consumo de frutas (que no eliminarlas) para llevar a cabo una dieta cetogénica.
Se puede incluir también la cúrcuma en los platos (como raíz o en polvo), ya que contiene curcumina, una sustancia con gran poder antinflamatorio y antioxidante.
Si necesitas ayuda para organizar tus comidas con lipedema, ponte en contacto conmigo y te ayudaré a conseguirlo.
Además de la alimentación, se debe tener en cuenta la práctica de ejercicio físico como otro elemento clave para favorecer la salud de la persona que padece este problema de salud. Evidentemente, la práctica de ejercicio físico siempre debe estar adaptada a las capacidades de cada persona y supervisada por un profesional.
Es interesante elegir sobre todo ejercicios cardiovasculares o aeróbicos que impliquen los grandes grupos musculares, en lugar de músculos aislados, pero esto es algo que el entrenador personal debe pautar.
Especialista en Alimentación Personalizada y Educación Nutricional
Sara Jiménez Huertas Dietista - NutricionistaTambién te puede interesar
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