Influencia de la alimentación en el medio ambiente

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En los últimos años, las formas de vida han cambiado mucho para las personas, y esto ha llevado a que la alimentación también se vea afectada. Hace varias décadas, lo más común en la población era que los alimentos se comprasen de productores cercanos y locales; pero en la actualidad, la tendencia está en comprarlos en grandes superficies donde se pueden encontrar miles de artículos de alimentación disponibles para el consumidor que, aun pudiendo ser locales, son de destinos más lejanos.

Esta divergencia se manifiesta también en cambios nutricionales en la población. Hace años era mucho más sencillo acceder a alimentos reales, frescos y de temporada, pero ahora es mucho más fácil y rápido acceder a productos procesados de peor calidad, con un impacto medioambiental mayor y con un perfil nutricional de baja calidad (aunque también se pueden adquirir alimentos saludables como hacía años).

Además, hace años se comía por hambre y necesidad, pero en la actualidad, existen otras motivaciones, ya que la alimentación, a día de hoy, no responde exclusivamente a este parámetro, si no que se busca también que esa comida o productos se relacionen con componentes sociales, económicos o psicológicos, como lo pueda ser el hambre emocional.

Otro factor que influye en el modelo alimentario actual, va intrínsecamente relacionado con las actividades laborales. Estas ocupan un mayor número de horas en las personas y el tiempo es escaso para dedicarlo a cocinar, por lo que se recurren a numerosas opciones ya preparadas que suponen un impacto en el medio ambiente y también en la salud de las personas.

Principales formas de producción y obtención de materias primas en España

Existen dos modelos de producción en la actualidad, la producción intensiva y la extensiva.

La producción intensiva, que es el modelo imperante en la actualidad, busca generar una abundante producción empleando los recursos más imprescindibles y así obtener el mayor beneficio. Para llevar a cabo este tipo de producción se necesita la implicación técnica de maquinaria y se caracteriza por ser un tipo de cultivo en invernaderos, uso de fertilizantes y otros químicos convencionales para las plagas y un uso muy elevado de agua para el regadío (en el caso de la agricultura), lo cual supone un impacto medioambiental bastante elevado.

Por otro lado, en la producción extensiva no se emplea maquinaria (o al menos no en grandes proporciones como sí lo hace la de tipo intensivo). Ocupa importantes extensiones de terreno pero generalmente no tan productivos o con un rendimiento tan elevado en comparación con la producción intensiva. Esta es la principal razón por la que se le considera un tipo de producción más sostenible y una mejor opción medioambiental.

Por otro lado, también se debe tener en cuenta la producción ecológica, que implica condiciones aún más respetuosas y sostenibles para el medio ambiente; los procesos que se llevan a cabo en este tipo de producción son más naturales y no se utilizan productos químicos convencionales, si no naturales (en el caso de la agricultura).

En este punto quiero contarte las principales formas de producción y obtención de materias primas que existen en España para poder entender mejor el impacto que pueda tener la alimentación en el medio ambiente y en los ecosistemas.

Alimentos vegetales

Este grupo engloba la producción de frutas, verduras, cereales, semillas, legumbres, frutos secos y azúcar.

Todos ellos hacen uso tanto de la agricultura intensiva, que es la que más abunda a día de hoy, y la agricultura extensiva. También se encuentran, aunque en menor cantidad con respecto a los anteriores, terrenos destinados a la agricultura ecológica. Es grato saber que, poco a poco, los cultivos van destinándose a una producción ecológica (o al menos dando también más prioridad a la agricultura extensiva) y no tanto a la agricultura intensiva.

A día de hoy, somos más conscientes del impacto negativo que supone la agricultura intensiva y estamos intentando cambiar la forma de consumo, pero aún queda mucho trabajo por hacer.

Aceite de oliva

El aceite de oliva se consigue mediante la extracción mecánica de las aceitunas; existen diversas categorías según como sean los procesos de recolección, procesamiento y calidad de estas, así como si se emplean métodos más o menos ecológicos en su cultivo.

El de mayor categoría en cuanto a calidad es el aceite de oliva virgen extra ecológico, en el que los métodos de producción son totalmente respetuosos con el medio ambiente.

Carnes

El modelo de producción de carne que prima en la actualidad es del tipo intensivo, en el que se busca la máxima rentabilidad económica según los recursos que se emplean. De manera general, los animales que están destinados al consumo, se encuentran alimentados por piensos fabricados y en unas condiciones de dudosa calidad.

La ganadería extensiva suele ubicar a los animales en terrenos que no se aprovechan para otros fines, por lo que estos animales están en una libertad controlada, pueden pastar en suelos naturales, abonan el terreno con sus excrementos y, en determinados lugares, ayudan a reducir el número de incendios al eliminar las malas hierbas. La trashumancia forma parte de esta tipología.

En este tipo de producción también existen modelos semiintensivos y semiextensivos que mezclan características de ambas y se regulan en base al número de animales y el tipo de alimentación.

Lácteos

El sector de los lácteos está estrechamente unido al de la carne.

Los métodos de producción pueden responder a sistemas y metodologías ecológicas, siempre dependiendo del modelo.

Pescados

Es cierto que, en la actualidad, no se conocen muchos datos de este sector entre la población general. Se busca la transición hacia un modelo mucho más sostenible y ecológico que el actual.

En este punto, es importante conocer el sector de la acuicultura, en el cual se crían animales acuáticos, tanto en agua dulce como en agua salada, y que se perfila como un sector más sostenible, que lleva a cabo técnicas de pesca más respetuosas. En este sentido, España es el mayor productor de la Unión Europea.

Huevos

En este caso, existen diferentes modelos de producción de huevos y, en todos ellos, se ve identificado en la cáscara de este alimento. Los huevos provenientes de gallinas en jaula son los catalogados con el número 3, los huevos de gallinas criadas en el suelo corresponden al número 2, los huevos provenientes de gallinas camperas son aquellos que tienen un 1 en su categoría y, por último, los huevos que son de gallinas ecológicas (alimentadas con piensos ecológicos) son las catalogadas con el número 0.

En base al número, el sistema de producción será más ecológico o no, siendo los huevos del número 3 aquellos menos ecológicos y que no respectan el bienestar de la gallina, mientras que los huevos del número 0 son aquellos que provienen de un sistema de producción que prima el bienestar animal y medioambiental.

La huella de carbono

La huella de carbono es un indicador ambiental que ayuda a comprender la totalidad de los gases de efecto invernadero que son emitidos por las personas y sus actividades.

Actualmente, se considera que casi un tercio de estas emisiones proviene de la industria alimentaria y sus modelos de producción. Algunos modelos de producción provocan mayor huella que otros, y para evaluar este impacto, se tienen en cuenta diferentes aspectos como los modos de producción, el consumo de agua, el transporte de los productos e incluso la comercialización de los mismos.

Por ello, es muy importante saber escoger aquella forma de producción que más se adapte a nosotros y que menos impacto negativo tenga para el medio ambiente.

Es interesante saber que la agricultura genera una fuerte degradación del suelo debido a sus prácticas y también acelera la desaparición de la biodiversidad, favorece la contaminación de aguas por la práctica de regadíos con aguas subterráneas, etc…

La industria ganadera también general un impacto negativo en el medio ambiente y favorece esa huella de carbono. Los animales generan gran cantidad de residuos asociados a lo que el ser humano les da de comer. También, en la pesca, las técnicas poco sostenibles degradan los medios acuáticos ya que no tienen en cuenta la regeneración de las especies y los métodos de captura.

Además de todo esto, actualmente, vivimos en una sociedad en la que absolutamente todo nos lo ofrecen en envases de plástico. En materia de alimentación no iba a ser menos. Existe una cantidad abismal de residuos innecesarios provenientes de alimentos procesados, como por ejemplo, vender la fruta o la verdura envasada en plástico; además de la cantidad de envases que se generan al vender productos ultraprocesados. Esto favorece la huella de carbono y aumenta el número de residuos que contaminan el medio ambiente.

¿Cómo ayudamos con la alimentación al medio ambiente?

En términos generales, los actuales modelos de producción, fabricación, distribución y comercialización de los productos, como has podido leer hasta ahora, no son adecuados con respecto a factores de sostenibilidad del medio ambiente. Para poder combatir con esta situación, es necesaria la incorporación de prácticas más acordes a la realidad que nos atañe respecto al cambio climático.

Las prácticas más ecológicas de producción y el acceso a productos de km 0 no deberían ser la excepción, sino la norma. Pero actualmente, al menos en países como España, producir «en contra» de los modelos mayoritarios, es mucho más caro para los productores y, por ende, esto se ve reflejado en el desembolso que tienen que hacer los consumidores para poder adquirirlo (son más caros). Sería interesante adoptar medidas políticas que potencien la producción más ecológica y que ayuden de manera más efectiva a los productores y consumidores.

La realidad, actualmente, es otra. La industria alimentaria emplea estrategias de dudosa ética, ofreciendo productos de pésima calidad, con un impacto medioambiental brutal, a precios muy económicos.

Y con respecto al reciclaje de embalajes que la industria emplea, como consumidores, no basta con el modelo actual; es necesario que las empresas proporcionen un modelo mucho más sostenible en la distribución de productos y en la comercialización de los mismos.

Es esperanzador ver que, poco a poco, los consumidores van tomando consciencia del impacto que puede generar la alimentación en el medio ambiente y están tomando cartas en el asunto, siendo más conscientes, votando políticas sostenibles y ayudando en el reciclaje. Es muy importante cuidar el planeta y con la alimentación se puede conseguir aportar un grano de arena en la lucha.

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